Inmigrante
A mi lado, en el jardín
llorastes
Mientras el rumor de las olas solloza.
Confesaste
La mujer perdiste camino del
destierro
La hija en la frontera; el
alma en el desierto
Y caminando rompistes
en pena, como las ánimas, vagando
hasta la nueva compañera,
rabiando.
Te sé
Y en la fría noche de
duermevela,
al amor de la lumbre llegó el sosiego
Te sé
Pero en un reencuentro de
azar, vinieron
Aquella madre, aquella hija,
aquellos nietos
Ya, de otros hombres, ya otros
sujetos
Y al final, doble y pétreo sufrimiento.
¡Maldito exilio, le
aniquilantes¡
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