Sierra altiva, agreste y serena,
a la espalda del monte santo;
su huella en mi alma resuena,
jugando, sin querer, con encanto.
En la vida, amando y sufriendo,
derrama en mis entresijos su esencia,
al tiempo intuyo su herencia;
yo soy ella, como ella, viviendo.
Cuando la quise volver a ver
en un enigma transmutó su ser.
Y como yo, queda quedó.
La añoro, con su huella en mí
y el corazón repleto de intenso dolor,
yo estoy sin ella y ella sin mí.
La Tiñosa altiva, agreste y serena.
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