Caballero necio de infeliz materia
que el Poder modela por mor
de su propia e inevitable existencia.
Impregnando el Tiempo de dudosa
conveniencia, instila el engaño
que el fatuo poderoso añora
para medrar los áureos caprichos
de su falsa verdad compulsiva.
Lo bueno, lo presentan repugnante,
a lo malo e injusto dan congruencia.
Sólo su conveniencia es Derecho
que por bondad transiges, en pos
de evitar más crueldad al doble hecho.
Entretienen y mutilan, dando valor
a lo fútil de la vida. Y sin tiempo
de buscar en el ser la justa esencia,
la sutil crueldad se pone en boga
por el vasto periplo de lo humano.
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